PAJAS MENTALES, O DE CÓMO NO TENER QUÉ HACER LLEVA A COMETER Y DECIR LAS MÁS INCREÍBLES GILIPOLLECES...

23 de octubre de 2008

Así es: hay gente que no tiene qué hacer (y por ello les pagan y ganan una pasta) y se dedica a soltar gilipolleces de forma gratuita. Están también los que llegan a soltarlas y hacerlas porque no se hacen más que pajas mentales. Espero que el término (tan comúnmente utilizado en nuestros días, de ahí que lo adopte) no ofenda a nadie.
Y ahí están, tocando las narices, los ingenieros de turno que se aprovechan de la credulidad del pueblo con respecto al dios fútbol o están enchufados en algún organismo de la Unión Europea por lamerle el culo a no sé qué político (que quedó estupendamente servido, sea dicho de paso).
Ahora llegan y pretenden examinar en qué grado puede ofender el diseño que lleva la camiseta de la segunda equipación de la S.D. Huesca. Parece ser que la FIFA prohibió, en 2007, como muestra de organismo defensor de la Democracia de toda la vida (como con miedo a una Limpieza de Sangre por parte del Santo Oficio de los Pijospseudoprogres), la exhibición de cualquier elemento religioso, no vaya a ser que pudiera ser ofensivo (cuidadito con mi niño, que se me traumatiza), discrimine, o pueda llevar a la violencia...
El caso es que esta misma Cruz está en los escudos del Barcelona, del Milán, del Génova o del Bolonia, y nadie ha dicho nada. Tampoco dicen nada de los ofrecimientos de trofeos por parte de muchos equipos al santo o virgen patronos de su equipo o ciudad. Es curioso, cuanto menos… ¿Qué interés les moverá? Porque existen múltiples jugadores musulmanes en las ligas europeas y nadie les ha prohibido rezar, como de hecho hacen, antes de cada partido, o celebrar el mes de Ramadán…
Voy a aprovechar la ocasión para relatar una anécdota ocurrida a Enrique Tierno Galván, alcalde socialista de Madrid, nada sospechoso de ser un cristiano recalcitrante, cuando tomó posesión de su nuevo cargo y se encontró un crucifijo en su mesa de trabajo. Rápidamente, uno de sus acompañantes procedió a retirar ese crucifijo, y el alcalde lo detuvo diciendo: “Dejen el crucifijo donde está. Es un símbolo de Paz”. Allí quedó el crucifijo, aduciendo que era el recuerdo de un hombre justo.

Si quieres leer algo más sobre el tema, puedes acceder a esta noticia en el Heraldo de Aragón, o pinchando aquí.

P.S.: Por cierto: que se vayan preparando los aficionados del Athlethic de Bilbao, porque creo que van a tener que sacar su campo de fútbol y trasladarlo, por lo menos, hasta Alaska, donde no llegan las poderosísimas razones de estos avezados pensadores…

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