JUGARSE LA VIDA PARA IR A LA ESCUELA

11 de junio de 2008

En Sahlumbe, un poblado perdido en Sudáfrica, 150 niños han de ir a la escuela que se encuentra frente al poblado. El problema viene cuando para realizar esta maniobra hay que atravesar un río en neumáticos hinchados o, incluso, en cubos. Este problema es el menor; el mayor es que ese río está repleto de cocodrilos. Es decir: ir a la escuela supone jugarse, todos los días, la vida. Y, aun así, los niños de este poblado hacen todo lo posible por ir a clase, y sin quejarse.
Mientras, en Suances, como en toda España, muchos padres justifican la ausencia de sus hijos a clase porque están cansados, no tienen ganas o hace mucho frío. Aquí, lo más peligroso a atravesar es un paso de cebra. En fin: las justificaciones más absurdas para un derecho y un deber que es, realmente, un privilegio (está claro que lo es cuando la alfabetización de todos los africanos es un reto y el acceso a las primeras letras está vetado a la mayoría).
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